Prisa.



Creo que los días tienen prisa por pasar, sospecho que hay una competencia brutal entre ellos y los paganos somos nosotros.
Parece menos de una semana en la que salí de vacaciones, menos de un mes que fue mi cumpleaños, menos que nada de cuando desempolvaba la máquina de escribir de mi abuelo.
Es ya un común denominador de los hechos, parecer menos de lo que son en verdad… ha pasado mucho tiempo aunque sea poco. Todos esos hechos han pasado y no tienen planeado volver, como vinieron, sino con otros rostros, otras letras, otros planes, otros sentimientos, otras perspectivas o las mismas personas pero con variantes que hacen las situaciones, enriquecedoras, profundas, trascendentes en el tiempo…
Siempre se mete la duda… de cuantas de esas “mismas” personas quedarán, algunas vienen desde el pasado, otras se hacen indispensables en cinco meses… pero todas son parte de la vida, de los anhelos, del presente y de querer su compañía en un futuro que se hace esperar pero no le da la gana de llegar.
Es por la velocidad a la que nos sometimos que se hacen entrañables algunos momentos de mi vida se hacen echar de menos, soberbiamente, me observan de lejos en el tren, en el avión, en el bus, en el taxi, en los kilómetros, en los abrazos, el llanto, la risa, la emoción, el galope furioso de mi corazón, fotografías, noches, hasta a veces en los pequeños celos.
Hoy me fui fiel a mí y a esos días que hacen todo especial, ahora me pregunto si habrá valido la pena, quiero creer que sí, sobre todo.

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