Vértigo y sordera

Me he convertido en navegante por accidente, la cabeza me da vueltas y vueltas, en ese viaje que a veces se hace eterno el oído se tapa, siento que he envejecido unos cuarenta años más entonces cuando me hablan deseo imitar la voz de mi abuela y preguntar si me pueden repetir toda la frase unas veinte veces inclusive por el mero gusto de fastidiar.
No sabía todas las artimañas que tiene el cuerpo para manifestar el estrés, a mí se me ha somatizado así, tomo pastillas en la mañana y pastillas en la noche, desde el 08 de marzo, día de la mujer, no sé por qué ese día el destino se dignó a regalarme un pequeño síncope y me parece que tuve otro el día de hoy. Cuando viene mi piel toma el color del papel y mis ojos, según me han dicho, se vuelven caligrafía china. El perro es el único que no opina sobre el lenguaje que toma mi cuerpo y se sube solidariamente a la barquita conmigo así navegamos los dos, él al borde de la cama durmiendo y yo agarrándome de la almohada porque tengo la sensación que la cama se hundirá en un remolino de agua, la cosa empieza a mejorar con el vómito y si no hay vómito tomo aire mientras cuento hasta tres, retengo el aire contando hasta tres y me quedo sin él a la cuenta de tres, 1,2,3, tiempo de vals, 1, 2, 3, 1, 2, 3.
En abril me harán unos cuántos exámenes médicos aunque yo sé que es estrés y lo mejor es respirar, aprender a navegar, mientras tanto disfruto interpretar a James Stewart persiguiendo a Kim Novak para que no salte del campanario en Vértigo.



Impersonal

Este blog, qué es éste blog sino un montón de palabras regadas en el tiempo, un espejismo de alguien que fue, algo que sucedió hace años...

Estuve revisando el viejo correo, termina en hotmail, no sé, hotmail me parece tan anticuado en estos tiempos, es analogo a latinmail, a terra y a un dinosaurio pero a diferencia de sus coetáneos aquí está sobreviviendo a la pandemia, ahora a la guerra, a esta vorágine de hechos históricos absurdos... así me extravié en alguna parte del pleistoceno y así llegué a los mensajes de 2011, empecé a leer los viejos comentarios que algunas personas me dejaban por aquí, las notificaciones se quedaron ahí, mensajes agradables, enmohecidos, empolvándose en los rincones sin dejar de ser cálidos, el cariño de unos cuántos desconocidos se ha perpetuado de alguna manera en el tiempo, claro, hasta que blogger un día cierre y esto se termine de ir al diablo.

Este espacio siempre fue personal, talvez demasiado y no tomé consciencia de cuánto hasta ahora, empezó por las razones equivocadas y "terminó" por otras razones equivocadas, sí, cuándo uno va dando tumbos entre errores no sabe cuán embarrado se anda hasta que se levanta. Los años de alguna manera limpian la mancha de caca, refrescan y pues aquí estoy nuevamente reconociéndome como un recuerdo pero también como el presente, un rompecabezas que dejó y desea dejar todavía algunas piezas por aquí hasta que decida apagar la luz e incendiar la casa o hasta que el destino decida callarnos a todos.

Siento que después de salir de aquí empecé a escribir de cualquier cosa menos de mí y aún cuando escribía otra cosa trataba de filtrar la experiencia por medio de un malla fina para así desaparecer del todo, ahora entiendo que no quiero eclipsarme por nada, por nadie, no quiero ser más la sombra de alguien y sencillamente no dejaré que suceda, no me lo puedo permitir porque ya son diez años desapareciendo y quién sabe si uno realmente se va a dormir una noche y entre tanto filtro y tanta cosa uno de verdad se convierte en un espectro que no deja bagazo y sólo se termina yendo.





La pandemia se llevó el trabajo, la salud, a la abuela y la libertad en varios sentidos, trajo mucha tristeza, depresión, cadáveres y miedo.

Ese es el 2020

Se fue Pepe

No sé cómo escribía tanta cosa, tantos adjetivos siguen por aquí flotando, supongo esa era yo, ahora creo ser otra, claro, igual de extraviada...
Vine porque recordé que las cerezas siguen floreciendo aquí dentro, son las enemigas del E. Coli que quiere apoderarse de esa parte blandita que se resiste a perecer y que escurro con lágrimas tres veces a la semana.
Pepe, cabeza roja, el mejor ejemplo de amor y vida, se mudó el cinco de marzo del presente año, quién sabe a dónde, él ahora es poseedor del secreto mejor guardado de la muerte.
Llegó a mi casa en una cajita, rodeado de uvas y se fue en otra cajita rodeado de los juguetes que tanto amaba, con la mirada triste y sin luz, con la patita helada y mi desesperación porque la muerte había llegado y lo arrebataba de nuestro lado.
Queríamos muchas cosas, hubiera querido que se llame Lázaro, pero como la resurrección realmente nunca fue una opción...quisimos cremarlo, para tenerlo cerca, no fue posible, caímos en cuenta de que la muerte de uno para otros es la muerte de nadie... 
Entonces Pepe te llevamos lejos, ahí donde el transporte no llega, dónde hay una señora que paga barrido de calles pero todo es tierra, mucho más allá todavía. Se cavó un pequeño huequito en el pozo rajado, te envolvimos como todas las noches para que no tengas frío y te dejamos dormir, no sin antes pensar que polvo somos y en polvo nos convertiremos, no sin antes regar la tierra de lágrimas, no sin antes pensar que algún día nos encontraremos de nuevo.


Juguetito viejo

Desde hace dos años estoy ausente de mi vida, al principio no sabía si estaba bien o mal, todo era aventura, era Cristóbal Colón descubriendo América, luego ese Cristóbal se fue desinflando, terminé como un objeto olvidado, sí el nene ya jugó todo lo que quiso, se le fue  la magia, se acabó la novedad...
- Ahora qué - me susurro a mi misma - qué sigue
No lo sé, sospecho que debo seguir, pero cómo me cuesta, cómo me arde, cómo se fue el tiempo y mira que no regresa.

Eclosionó la burbuja

Recuerdo hace mucho, tres años no más, me gustaba leer y stalkear blogs de ciertas personas a las que en muchos casos conocía de vista y a las que nunca hablé. Me gustaba leer sobre sus vidas, lo que pensaban, lo que pasaban y muchas veces no entendía nada. Era mi inexperiencia saben, una persona cree conocerlo todo y saber esto y aquello y en muchos casos juzgar y sentirse superior e intocable.
No recuerdo cuándo dejé ese pasatiempo y en cierta forma dejar de envidiarles, muy en el fondo claro, esas vidas desordenadas pero vidas al fin y al cabo y comenzar a vivir la mía, sin embargo hoy en el transporte público mientras venía tarde al trabajo, como toda la vida, vi un rostro peculiar, una nariz poco agraciada que resoplaba de cólera porque en este país aunque te dirijas temprano a un lugar siempre llegas tarde, al menos que salgas con miles de horas de anticipación, tráfico de mierda. Esa cara me transportó años atrás y recordé que esa era una cara conocida y que esa persona vivía y que sufría mucho por un amor egocéntrico.
En ese entonces yo la veía como la demente, la tarada, la bruta que se fue de su casa persiguiendo la felicidad junto a su gran amor, el hombre que le había hecho conocer todo tipo de sensaciones y la hacía vibrar. Me fascinaba ver como ese músico estúpido la había hecho doblegarse hasta el punto doloroso de sentir que no podía vivir sin él, y como la historia me fascinaba siempre le hacía seguimiento por medio de los blogs en las que narraba todo su mundo.
Un día la olvidé y hoy la recordé, así que mientras su nariz resoplaba de indignación porque la hora es la hora, yo me bajé donde debo bajar y me senté en el escritorio frente a la computadora como siempre, haciendo mis menesteres, revisando la conjugación de los verbos en italiano, hasta que mi mente volvió a transportarme a esa nariz y volví a buscar sobre ella como hacía antes, no tardé mucho en encontrar lo que quería y ponerme al día con esa historia de amor que acabó hace uno o dos años. Ahora puedo decir que a ella, nariz y todo la entiendo como no la entendía antes. No sé, quizás ahora soy mujer y antes era una niña, o quizás sigo siendo la niña pero una niña más vieja y las niñas viejas, como se pueden dar cuenta me decanto más por la segunda opción, aprenden algunas cosas.
La volví a leer y no la juzgué, porque nadie es de piedra y todo aquello que dije nunca haría o nunca sentiría ahora siento y muchas veces sufro por esas cuestiones de estúpidas, brutas y mujeres subnormales, es entonces cuando me pregunto si habrá otra niña sentada frente a la pantalla juzgándome a mí y a todas las Andreas que se decidieron a vivir y a tropezar en lo que nunca creyeron que caerían.

No escupas al cielo, pues.

Me acordé de Acerezada

He venido con muchas melancolías por aquí amigos y he dejado este blog, que nunca tuvo un fin en especifico sino el publicar aquellos escritos incoherentes que el tiempo ha dejado de lado y yo he olvidado.
Aunque tengo actualmente otro blog en el que doy mis impresiones amateur de los libros que leo este pequeño rinconcito abandonado de mí siempre está aquí y creo que lo continuaré, aunque no tan seguido como antes.
Primero porque hay que darle un poco de espacio al genio creador incoherente que quiero ahogar, aquí no debe existir ello, este es el espacio que siempre le di y le seguiré dando, segundo, porque pueden existir miles de amores buenos y malos que quizás me puedan leer por aquí pero está bueno que lean y se vayan acostumbrando a la esencia mía, les guste o no, Andrea es ésta y sigue siendo, tercero, porque nuevas etapas de mi vida han venido y quiero que mi primer blog me siga viendo crecer y cuarto, porque me da la gana.
El mundo de la cereza continua, por mucho, espero.
 
Acerezada Blog Design by Ipietoon