La boda real.




Hace unas horas llegué a casa, me olvidaba y no, que hoy se casaba el príncipe William de Inglaterra…cómo pasa el tiempo.
Nunca olvidaré el funeral de su madre, yo era feliz con mi loción y rejolito de conejito mientras la difunta madre pasaba en el coche fúnebre por televisión blanco y negro. No sabía bien que pasaba y tampoco me interesaba hasta que agarré sin querer las revistas de mi madre, que eran ediciones especiales dedicadas a la princesa Diana de Gales, ahí vi a dos niños con la cabeza gacha y el rostro perdido en tristeza. Al principio me dedicaba sólo a ver la imágenes de la revista, la lectura con letra pequeña y en ese entonces mi dificultad para leer me hacía tedioso el momento, habrán sido tantas las veces que he visto esas revistas que me anime un día que no recuerdo, a leer la historia, recuerdo haberme conmovido y haber pensado ¿Qué será de ellos?
La historia se escribe sola, lentamente, uno de ellos se metía en líos, borracheras y más escándalos, el otro un poco más centrado parecía convertirse lentamente en la imagen de Diana aunque a ciencia cierta ambos parecen ser sencillos y de buena entraña.
Ahora uno de ellos ya está casado y todos comparan la boda del príncipe con la de sus padres….las circunstancias, el tiempo y las personas que son únicas impiden creo yo que siquiera se intente comparar.
Sólo queda decir que sean felices aunque para mi madre gran fanática de la difunta princesa y madre de estos príncipes, siempre será la mejor.

Eres lo que escribes.




Estuve revisando las noticias y me encontré con Mario Vargas Llosa, el premio Nobel, en una de ellas. Daba a conocer el descontento que le produce la ortografía de los jóvenes gracias al internet.
Un comentario desfasado hasta cierto punto y coherente hasta otro, el internet, redes sociales y demás son necesarias en la vida cotidiana, cada día la vida del hombre se ha venido supeditando a este adelanto, que así como tiene mucho en contra también nos brinda oportunidades de diferentes tipos.
Pero me centraré en uno de los puntos en contra, la ortografía.
Cierta vez leí en el blog de una de las personas que me ayudó sin querer a escribir mejor “eres lo que escribes”, la frase me dejó pensando, yo a ciencia cierta nunca escribí tan mal, sí he usado abreviaciones en varias ocasiones, después las dejé y escribía como todo cristiano con algo de cultura, sólo que comiéndome las tildes…al “conocer” a esa persona que parecía más divina que terrenal, me di cuenta de que todo tiene un por qué, escribir es una manera maravillosa de comunicarnos, de dar a conocer ciertas cosas y si no se escribe bien es complicado poder darse a entender de manera adecuada ¿Por qué arruinar una de las mejores maneras de comunicarnos?.
Ahora claro, a veces se trata de cuestión de tiempo pero eso no quiere decir que lo hagamos siempre y olvidemos la manera correcta de comunicarse.
Las faltas ortográficas, el mal uso de la lengua provocan que personas con menos cultura que uno sigan cultivando la ignorancia.
Leer, escribir y expresarse correctamente es algo que se debe cultivar y no defender el ser ignorante.
A Mario Vargas Llosa se le puede calificar de “viejo desfasado y senil”, bla bla bla, pero eso no quiere decir que el ser joven significa ser inculto o escribir como retrasado mental y justificar ello con eso de que “la tecnología avanza y nadie puede hacer nada contra ello”.
Así de simple y complejo.

Con sueño.




Con sueño escribo esto, en un momento estaré en el quinto sueño y si no me quito el maquillaje ojeroso de los ojos, mañana podré presumir el hecho de que soy el hibrido de un perro dálmata y un oso panda.
Fue un día difícil, con retortijones de estómago que lograron hacer que me arrodille, un libro del Greco por el que corrí hasta decir basta más menos una noche de sueño… que ahora me niego a perder.

Las hojas en blanco.




Las hojas en blanco me desesperan, siempre tengo algo que escribir aún en los vacíos y cuando duermo.
Las hojas en blanco me dan la sensación de que no digerí bien el alimento y a cada momento cargo bolsas del mercado en cada mano, así como que subo las bolsas por las escaleras seis pisos arriba y seis pisos abajo, siempre en el mismo punto.
Las hojas en blanco son nuevos inicios por eso se me hacen difíciles de rellenar.
Las hojas en blanco dejan de ser hojas en blanco cuando se encuentra una pluma entre mis manos.

Semana santa digo tranca, no, santa, no, da igual.




País católico, costumbres católicas que ya casi no se sienten.
Semana santa comienza, entre procesiones de aquí y allá, calles cerradas, embotellamiento de autos, estatuas de santos, vírgenes y Jesús llevando en las cabezas cabellos de muertos, velas prendidas que ya no queman las manos, uno que otro vendedor ofreciendo algodón dulce, manzanas acarameladas, fresas bañadas en chocolate, buñuelos, olor a mirra…hasta que llega el Jueves Santo y las iglesias se abarrotan de gente que recorren las estaciones, siete iglesias en total si es que los pies dan, alcohol por aquí y por allá aunque esté prohibido, gente mayor indignada por la “juventud perdida”, risas, arroz con leche, mazamorra morada, mazamorra de trigo hasta que llega Viernes Santo, “nadie” come carne, algunos dejan de vomitar el alcohol ingerido, películas del año cuatro sobre la vida de Jesucristo y pasajes de la Biblia (como la que mi televisor transmite en estos momentos), un cardenal pobre diablo que habla por la televisión (ojalá que me excomulguen), hacer nada, leer algún libro, hacer lo de siempre, aburrirse más de costumbre y de ahí Sábado Santo que pasa desapercibido mientras Domingo Santo o día de resurrección llega con la quema de Judas en alguna plaza de la ciudad, un muñequito fabricado especialmente para ese día con la cara de algún político, yo quemaría a todos en especial muñequitos con la cara de los actuales candidatos a la presidencia “Dios que NO existe los bendiga”, pasa el día, pena porque al día siguiente se vuelve a las labores del día a día aunque ya para muchos desde el sábado comenzó la tortura, vuelve el Lunes nada santo y todo el mundo se olvida de que Dios existe, hasta él mismo.

Cuando me levanto temprano...




Cuando me levanto temprano siento que nadie más está despierto en esos momentos, que soy el único habitante de la cuadra, ciudad, país, planeta, despierto. Sin embargo el ladrido de los perros, el recuerdo de mis gatos o el grito de mis loros me dice que no es cierto y que tan temprano, no es, aunque aún se me cierren los ojos, no es temprano.
Cuando me levanto temprano quiero poder plasmar mi cansancio y sueños en hojas en blanco y reposar en libros somnolientos que me miran a lo lejos, nadie quiere ser compañero del frío ni que el sol toque los ojos. Las fotografías suelen ser las únicas que tienen insomnio, me siento el extraterrestre más terrestre somnoliento entre toda la sequedad del clima más un deseo inmenso de arena, sol y mar.
Cuando me levanto temprano suelo repetir temprano más de dos veces.

--------------------------------------------------------------------------------------------

¡Despierta!
¡Despierta!
¡Despierta!
¡Despierta!
¡Despierta!
¡Despierta!
¡Despierta!
¡Despierta!
¡Despierta!
¡!

Untitled.




Mis ideas andan cansadas, las veo recorrer varias hipótesis, uno que otro recuerdo y trepar naipes, al menos saben que interminable ya fue terminado, que el silencio absurdo pudo más que toda idea soñadora que intentaba salir a flote, que hay pétalos nuevos por encerrar en mis pupilas y novedosas cuerdas silenciosas por desatar.
Después de todo, nada está perdido.

Ni ganas, ni nada pero todo.



La despedida no me dio ganas de guardarlo en mi mp4, así de simple, aunque igual lo haré.

Telenovelas.




Días atrás, tal vez ayer o hace mil, recuerdo que estuve en compañía de mi madre y de mi abuela materna haciendo zapping mientras tratábamos de ver algo en la caja boba, por alguna razón T nos quedamos en un canal de televisión nacional, sucedió que minutos después de no prestarle atención a la programación ante nuestros ojos se presentó un “tentador” (por no decir absurdo) comercial, el cual nos invitaba a ver la nueva telenovela peruana en HD de no sé qué. De las tres surgieron comentarios sarcásticos…entre ellos saco del baúl del recuerdo sólo dos:

“Siempre sucede que terminan juntos, pese a las dificultades, se besan y son felices para siempre, a ver por qué no transmiten lo que sucede después ¿Ah? ¿Qué sucede después del beso y la boda?”

Soltamos una carcajada y la respuesta fue obvia:

“Se divorcian al año en el mejor de los casos sino es en cinco meses o menos”

*Carcajadas de las presentes*

Yo digo pobre mi abuela y mi madre, han visto tantas telenovelas en sus vidas que así como yo (aunque gracias al cielo yo no haya visto tantas) están hartas y quieren ver la parte sucia y escandalosa pero no alejada de la realidad de la vida, como que la protagonista se queda en la calle donde estuvo eternamente, el rico y apuesto nunca se fija en la pobre como es de esperarse o un divorcio y mil divorcios gracias a dos protagonistas promiscuos, que la gracia santísima de la virgen de bla bla no intervenga a favor de una "humilde" llorosa que ruega por encontrar al hijo perdido y el amor de su vida.
Sin duda alguna ayer y siempre las que estábamos presentes, frente al televisor queríamos con convicción que la cereza del pastel sea "no vivieron felices para siempre".

*Carcajadas*

y

Punto final.

Deberían desaparecer...




Dormí 6 horas y puede que sea un triunfo porque todo tiene que empezar de nuevo, los lunes sólo significan ello, seguro además (sí, yendo al fondo) es el único día de la semana que se tome el trabajo de agradecer el hecho de seguir en pie, cuando más de una persona lo quiera enterrar en una buena pesadilla.
Yo eliminaría el día lunes así como mi cumpleaños y navidad, día y fechas que tienen algo más, mucho más para que la dosis de incomodidad llegue a puntos insospechados.
Un resumen de ello es que en mi cumpleaños todos, hasta el perro que no tengo y el gato que me abandonó se acuerdan de que es el día en que yo debo o soy importante en sus vidas, aunque el resto del año les haya importado una mierda si regresaba en el tiempo y me hundía en el Titanic. Ahora en este curioso año me temo que la antesala a mi cumpleaños no será como la del año pasado porque todo cambia y así es, por lo tanto me puedo permitir odiar mi cumpleaños un poco más.
Navidad es puta, se vende y vende o la venden y venden pero en cada esquina, tienda o lugar se la encuentra. Gente que todo el año deja la humanidad bajo la cama, cree que en navidad todo puede ser amor y paz, qué equivocados están, nadie borra eso, NADIE y cuatro regalos más un árbol de navidad no van a cambiar el hecho de que cuando pase la falaz mentira de amor, paz y bondad seguirán siendo la misma porquería, ¿Qué consiguen con eso? nada excepto que uno u otro objeto bonitofeo decoré la pocilga en donde se vive.
Lunes por su parte es el día más pesado de la semana, hablar sólo de lunes da sueño y pesar, si en Domingo piensas que mañana será lunes sólo tienes una idea clavada y enmarcada en el cerebro, no quieres que llegué, que se asome o que diga hola.

La mancha negra.




No sé por dónde comenzar, la mente es frágil, sí, lo es.
Más que frágil en momentos así siento como que la pluma que escribe mis recuerdos dejó una horrorosa mancha negra, cubriendo varios recuerdos, que tal vez quiera o no recordar, de repente y estoy siendo injusta con la mancha, puede que sea sólo una mancha benevolente que de vez en cuando me lanza un salvavidas.
Ahora no es muy santa conmigo porque hay recuerdos que quiero que estén ahí, que pueda recordarlos y abusar de ellos cuando me plazca, son míos y sé que la mancha se quedó con ellos sin pedirme siquiera permiso.
Señora mancha ¿me los devuelve o me devuelve ese que quiero en este momento? Sólo ese, ese, ese y ese.
¿Sí?

En medio del invierno y la primavera.




Abrí la ventana y se me vino a la mente:

¡Qué suerte tengo de estar viva esta mañana también!.

Sobre las elecciones presidenciales del Perú 2011...



Estuve mucho tiempo pensando si comentar algo acerca de "eso" ¿tiene nombre acaso?.
Para gente joven como yo, gente que estudia en la Universidad, tiene ya una formación de educación superior y no es cualquier analfabeto o analfabeta sabe bien que el voto de un grupo de ignorantes por dos ignorantes como son los actuales candidatos, es como avanzar tres pasos y retroceder dos, ir 20 años atrás.
La campaña sucia de una persona que infla los estómagos de cuatro zarrapastrosos con unos cuantos kilos de arroz sólo por las elecciones presidenciales y la de otra persona que vive en las épocas de la cavernas pensando en que el socialismo de Marx en un mundo netamente neoliberalista puede funcionar.
Sin contar los antecedentes y la familia de cada uno que gozan de asesinos, corruptos, xénofobos y demás
¿No da asco la política peruana?
¿No da asco la gente ignorante? todos somos ignorantes sí, pero hay grados de ignorancia.
Si lo analizamos bien ¿De dónde viene tanta ignorancia?...
Los gobiernos pasados siempre han luchado para que la gente, el peruano, sea ignorante y lo siga siendo, hacer de ellos unos títeres que no puedan pensar en el futuro ni ver más allá de lo que es ese micro mundo de música chicha y falsa identidad cultural que tienen en el cerebro, gente asquerosa que traga y ensucia las calles de vulgaridad y basura, delincuentes de a pie o terno que hacen de las suyas, leyes que son letra muerta.
Muchos dirán al leer esto, si a esta no le gusta la realidad del País y lo que conlleva vivir en él por qué no se va.
Quiero mucho al país pero no me puedo identificar con un grupo de estúpidos que votan porque tienen un lapicero en mano y no recuerdan toda la mierda en la que gente como esos dos nos metieron o nos podrán meter, gente amnésica y bruta con ideas retrogradas.

Pesadilla.




Anoche me vi caminando entre muerte, corriendo tal vez entre alguna de las calles que te vio nacer, encerrada en un mercadito artesanal con el miedo trancando las entradas y las personas gritándole al terror, armas por aquí, armas por allá detrás de una puerta observando todo y callando para no ser uno de los que se desangra en el piso, tuve miedo, mucho miedo.
Desperté y el buen humor se sentó en mis pupilas cuando estas recorrían letras agradables en las que tampoco hallé al que nació en las calles del infierno, porque fue un infierno y ya no apareciste como la noche del cielo incendiado, no, y te lo reprocho porque me moría de miedo y esa era tu ciudad, casa y gente, sólo te limitaste a estar en verde en el programa de mensajería instantánea antes de entrar a la ciudad.
No importó después de todo porque esas letras que no soy tuyas me acariciaron los ojos y alejaron el miedo sin embargo siempre queda esa sombra tuya, entre las letras, la distancia, los sueños, los días, lo ajeno y lo propio.
A veces dudo cuál es la verdadera pesadilla…
¿La ciudad o tu sombra?.

Resumen.



El resumen del día tiene pedacitos de sol y nubes pegadas sobre filósofos y filosofías muertas.

Ratoncitos indiferentes.




Aquí me camina un silencio hablador, dedicado a hablar con dos desentendidos ratones hambrientos que encontraron maíz escondido en medio de mis dos pechos, ahí sin darse cuenta se encontraron uno frente a otro, comen del mismo, de ese agujerito que se encargaron de roer, sale maíz rojo sangre corazón, muerde y muerden, chupa y chupan sangre, mi sangre.
El silencio sabe que ambos me parten y se reparten, aún sin verse o viéndose como el reflejo de uno mismo en aquel espejo distorsionado que les regaló la ignorancia encubierta en ceguera. Tan diferentes ratoncitos se comparten. Sentada en mi pecho izquierdo la confusión y un invitado más, uno digno del espectáculo, se asoman para burlarse del evento, el silencio pasa y repasa las líneas que dejó uno y la ausencia de estas del otro.
Nostalgia y felicidad apoyan los codos en el extremo del pecho derecho, ambas se mezclan riendo y llorando, ratones indiferentes inquietos si pudieran ver los extremos o entender al silencio, tal vez no estarían tan expuestos a la risa ajena y al veneno de mi melancolía.

El verano se fue, esto quedó.



Me encuentro en una habitación de dos por medio, hace calor y ya ninguna araña usa los zapatos de mi madre para caminar.
La música pronto se me acaba...aunque me quiera ir, sé que no quiero volver a la monotonía, lejos de la sal, la humedad, la arena, el mar enfurecido que me golpea el cuerpo...
En la televisión está el circo del sol, casi no miro el show, excepto (ya distante) cuando me sequé el cabello y me sacaba miradas.
En lo único que no perdí concentración fue en la música, me hace recordar a un espejismo...ojos enormes que me traspasan el alma, todo parece que fuera real pero es una mentira vilmente inventada.
En posición fetal trato de aquietarme, aquietar una pena y angustia que no se cubre con ninguna tela de araña.
Sencillamente las penas no saben de lugares ni fechas, menos aún se toman en serio mis vacaciones y las suyas.

El coyote (tiempo) y el correcaminos (yo).



Un baño de agua caliente puede arreglarlo todo, claro está no puede reparar las horas de sueño que invertí haciendo tareas, platicando gratamente y algo menos más siempre más.
Detesto salir temprano, apurarme, apurarlo todo, voy a mi ritmo pero el mundo no está adecuado a mi itinerario...el baño intenta aliviar mis cuatro horas de sueño, cada gotita que me resbala por la cabeza se filtra en ese cerebro mío brindándome ideas nuevas, cada gotita que me resbala por el pecho lo abre al nuevo día e invita a todos los nudos a retirarse de una vez y ojalá ya no hasta después de nunca, cada gotita que me resbala por el estómago me invita hambre y sólo ahora que lo escribo me invita también a recordar, cada gotita que me resbala por las piernas me anima a caminar cuando la gotita llega a los pies los acaricia y sana de caminatas insensatas reparadoras.
Por mi fuera, quedarme horas de horas bajo las gotitas...pero no, en menos de diez minutos me tengo que alistar, salgo y me siento el correcaminos con el coyote de reloj.
La ropa está encima de la cama pero no encuentro el par izquierdo de mis converse, cuando llego a encontrarla, al levantarla del piso e intentar trasladarla para que haga compañía a su par, eterno amante de caminos, la toalla del cuerpo se me cae y me enredo con ella, en momentos como esos mis piernas que quieren ser resortes, saltar a la cama o mejor aún dentro de la ropa y salir.
Ya en el bus y tranquila, en camino a encontrarme con parte tal vez de lo que será mi destino pienso recién que debí primero vestirme y después buscar el par, así evitaba la toalla en el piso, ahora en la lavadora y al coyote cerca mío.

De esas cosas que nunca te llegaron, ni lo harán.




Me pregunto si todas las veces contadas con los dedos de la mano en las que me dijiste “Te quiero” fueron reales, a veces creo que todo fue un sueño.
De sólo pensar en que pudo no ser de esa manera, se me defenestra al plañidero recuerdo que tengo de todo, en días así, en momentos impredecibles tal vez como este…siento ¡tanta pena! que el pecho se me encoje y todo recuerdo tuyo termina siendo lastimero.
La primera vez que me dijiste te quiero sentí un placer infinito que oculté en miedo, ambos coetáneos me bailaban en el pecho. No dije nada, salí huyendo, tal vez si hubieras visto mi rostro estentóreo, gozoso, lleno de vida que es sinónimo de placer y muchas otras cosas más, si lo hubieras visto tal vez no hubieras pensado mal o ¿no fue así?...
Cuando te recuerdo suelo pensar que todo tiempo fue mejor que este, que en esos momentos la pasábamos bien y sonreíamos a lo lejos sin parar, pero siendo realistas, obligándome a pisar tierra sé que nada de eso fue así como lo recuerdan mis recuerdos. Hay pasajes como en el que me preguntaste si te quería y yo contesté que no era necesario que lo diga, que era obvio, pero recuerdo claramente que estaba enojada, no contigo ni conmigo, algo me molestaba, puede que lo sintieras ¿te diste cuenta?
Todo eso se me vino a la mente…todo eso catapultó el momento placentero de lectura con mucha pena de relleno…cada vez los te quiero se hicieron más distantes y yo era la que preguntaba ahora, tú ya no. El último te quiero que cuento como válido, fue ese al revés con un corazoncito adornando la frase, en Junio o Julio, ya no lo sé, fue tan tibio que me acompañó en el parpadeo seguido que me llevaba al sueño y me traían ahí dónde hipotéticamente estábamos…ahí donde seguimos.
De ahí todo se fue a pique, los te quiero dejaron de tener el valor o la pureza que yo les daba y luego ya dejé de entenderlos y de decirlos, ambos dejamos excepto por una vez a la volada…el querer a tu manera y yo a la mía desvirtuó el concepto que tenía de ellos.
Supongo que no supe entender los tuyos y no me siento culpable, no, me siento desdichada porque los recuerdo y quiero creer que todos esos que no pasan de diez fueron sinceros, sin importar la manera en que fueron dichos, no sé si el primero y los pocos que fueron contados fueron de la misma forma en cada momento.
Ahora sólo me queda un vacío en el pecho, yo sé probablemente que esto no lo vas a leer nunca y si lo lees creerás que fue para otra persona, de repente ya ni recuerdas que los expresaste y que cada uno me dio aliento para continuar viviendo un sueño, algo tan extraño y absurdo a los ojos de cualquiera por las circunstancias pero que lo sentí tan profundo en algún momento.
Dime telepáticamente y suponiendo que has leído esto sin hacerlo ¿Qué sigue después de la lágrima solitaria que se resbala por mis mejillas en este momento?

Se olvido de llegar...



Intuyo algo, no, no lo intuyo, mentira.
Me sucede algo no tan novel, no tan vacuo, no tan pueril, algo que me constriñe el cuerpo de sólo pensar, la idea claraconfundida del dinosaurio verde al que le ofrecí color y aliento de vez en cuando, siempre, siempre, siempre...ya no seguido.
Aparece quitándome convicción, reviviendo historias sin tener vocación de storyteller.
Me siento frente al espejo, escribo y el dinosaurio verde se refleja junto a mí, en mis recuerdo, el inconsciente consistente y espeso, entonces los ojos se me compungen porque algo me dice que ese fósil vive, no sólo es "algo", es también lo que esa realidad paralela me susurra al oído, me sucede otra vez que sin sí y sólo sí, es y todo ello, más varias dudas...acabosen mis ojos hipnotizados, afligidos, enterrados en la agitación de los árboles, pensando que tal vez el final no llegó...

Ayer.




Mis ojos se pasean por La tregua de Mario Benedetti, la garganta me raspa, pienso en que no debí tomar cerveza helada el día de ayer, aún mejor que eso, no debí tomar ni una gota de cerveza, mucho menos caminar con la borrachera encima de mí hasta la avenida Ejercito con el frío voraz, sin abrigo, entrar a ese centro comercial y salir a comer como cuatro descocidos de siete o seis, olvidando los buenos modales y compartiendo dos tenedores ¿Fue así?. Aún mejor estuvo el hecho de que para simular la borrachera fumé un cigarro más y compré una cajita de mentas que simularan el olor a cerveza, olvidé la llave, toqué el timbre, un poquito de perfume por aquí y por allá, saludo distante a mi madre, duermo cuatro a cinco horas y entre sueño y sueño se me pierde, se me escapa…
Y mientras pienso, caigo en cuenta de que sigo leyendo a Benedetti, es más juraría que lo veo ahí, entre el llavero y mi joyero, esperando impaciente ¿Ya?, vuelvo a posar mis ojos en una que otra palabra y hago como que leo sin embargo cuando creo haber terminado el párrafo me doy cuenta de que no sé qué leí y vuelvo de nuevo…paciencia, Mario, paciencia.

Ahí.




De pie junto a mí, observa lo que hago aunque pocas ganas me dan que se encuentre ahí, con mirada pueril y sonrisa en mano.
Pocas veces lo hace, pocas veces se le entiende, por eso se le ve tan novel ahí paradita zonzamente, hablándome con los ojos de todos esos recovecos que quiere encontrar entre palabras, tazas de café y galletas de animalitos.
Han pasado tantas cosas, pero dentro de esas cosas que pasaron nunca hubo más que un vacuo cariño, tan bien fingido que a veces parece real…
Sigue ahí.

¿Lobo estás?




Hace días que no escribo, no sé, parecen días, varios, pero apostaría que es menos de lo que creo, mucho menos de lo que esa idea tan trastocada que tengo de la realidad tiene consciencia.
Me observo escribiendo sobre consciencia, pero…¿La tengo?, ¿Existe?, ¿Está conmigo?, no sé, tal vez se encuentra sentada a mi lado remarcando ausencia.
¿Consciencia estás? Me suena cada día más a ¿Lobo estás?, o será que salí corriendo tantas veces de las que me quedé con ella, y si es como sospecho entonces Consciencia debe tener mucho que reclamarme, ahora mismo me reclama, sospecho porque soy sorda a sus alaridos quejumbrosos y yo le reclamo el haber permitido que la abandone desde el momento en que abrí los ojos a la vida, ensangrentada y algo amarilla pues uno más de mis caprichos adelanto el parto dándole la contra a esos riñones míos. Tenía prisa por vivir y ahora tengo prisa por encontrarme, es así.
 
Acerezada Blog Design by Ipietoon