Vértigo y sordera

Me he convertido en navegante por accidente, la cabeza me da vueltas y vueltas, en ese viaje que a veces se hace eterno el oído se tapa, siento que he envejecido unos cuarenta años más entonces cuando me hablan deseo imitar la voz de mi abuela y preguntar si me pueden repetir toda la frase unas veinte veces inclusive por el mero gusto de fastidiar.
No sabía todas las artimañas que tiene el cuerpo para manifestar el estrés, a mí se me ha somatizado así, tomo pastillas en la mañana y pastillas en la noche, desde el 08 de marzo, día de la mujer, no sé por qué ese día el destino se dignó a regalarme un pequeño síncope y me parece que tuve otro el día de hoy. Cuando viene mi piel toma el color del papel y mis ojos, según me han dicho, se vuelven caligrafía china. El perro es el único que no opina sobre el lenguaje que toma mi cuerpo y se sube solidariamente a la barquita conmigo así navegamos los dos, él al borde de la cama durmiendo y yo agarrándome de la almohada porque tengo la sensación que la cama se hundirá en un remolino de agua, la cosa empieza a mejorar con el vómito y si no hay vómito tomo aire mientras cuento hasta tres, retengo el aire contando hasta tres y me quedo sin él a la cuenta de tres, 1,2,3, tiempo de vals, 1, 2, 3, 1, 2, 3.
En abril me harán unos cuántos exámenes médicos aunque yo sé que es estrés y lo mejor es respirar, aprender a navegar, mientras tanto disfruto interpretar a James Stewart persiguiendo a Kim Novak para que no salte del campanario en Vértigo.



0 comentarios:

 
Acerezada Blog Design by Ipietoon