Maldito sea

Esta noche no puedo dormir. Quedé inquieta, yo...necesitaba hablarle a su sombra, al vacío que dejó, a la única verdad que halla mi corazón, a las lágrimas que no dejé salir...a todo eso, yo necesito ¿me entiende?

Pensé en buscarle, en escribirle, en comunicarme con vuestra merced, pero conté hasta diez y todo mejoró o al menos quiero pensar que fue así, quise dormir pero no pude, en mis manos acaricie un rosario y no apaciguó la inquietud por algo desconocido, puede que sea el tiempo que se escurre por todos los huecos de la frágil y estúpida habitación... tomé una pastilla para dormir, una de esas naturales que no son adictivas, españolas tratando de recuperar el sueño, prendí la lap top, la pobre y me puse a escuchar el lago de los cisnes de Tchaikovsky.

Ahora puedo decirle que extraño comentar todo con su ausente presencia, puedo decir también que eso se lo dije pero fueron oídos sordos a mis suplicas los que escucharon mi pesar...entre las pesadillas de mis padres puedo decir que me vino el llanto y que vuestra merced nunca pero nunca lo sabrá, gracias al cielo, gracias a Dios o a todos, nunca más. Pero aún agradeciendo, esta pena, la pequeña esperanza de que vuelva, de que aparezca, sigue. En algún momento superaré lo acontecido, mientras tanto qué pena que en el insomnio, en la desesperación no encuentre una palabra de consuelo, es una lástima...yo me siento tan sola, aún no me acostumbro a mí ni a su ausencia por eso maldito sea.

Camino a Mendieta, Fernando de Szyszlo, 2000



En nada...

En pleno caos, siento su ausencia pulcra, siento también mi desorden, siento esto y el desorden del que no me dan ganas de salir...
Me gustaba estar ahí donde no hay nada mio, ahí en donde los problemas son diminutos, hay tiempo para pensar, para exprimirme el cerebro, desayunos normales, almuerzos simples, cenas que nunca tuve.
Aquí de nuevo, recuerdo que todo sigue como lo dejé, que tengo que seguir luchando por sobrevivir y que mi vida es como es, nunca será normal, me gusta pero quería probar más y más.

Orrantia, Fernando de Szyzlo, 1992

Pía

Estoy muy triste.
Las mascotas suelen ser compañeras del alma, suelen ocupar lugares increíbles y únicos en los corazones de las personas y cuando una desaparece o se va siempre deja tristeza.
Encuentro incertidumbre, espero sencillamente que encuentre bienestar y cariño dónde haya ido y que Pepe lo pueda superar, después de todo son mi familia.

='(
='(

Salvaje, retrograda de nadie



Cada vez escribo menos.

Siempre he necesitado de motivaciones, de algún leitmotiv que me ayude a escribir o a continuar con lo que escribo, cuando carezco de ello no hay nada y es así como nunca se hace patria.

Este fin de semana he leído y visto programas culturales, las culturas de otras personas me llaman profundamente la atención, su historia, costumbres. Supongo que por todo lo anterior empecé a estudiar lo que estudio, irónicamente la cultura del país en el que vivo es lo que menos me llama la atención. Por todas las mezclas y razas que me corren por las venas, no me siento una ciudadana de mi país, no considero que esta ni los rastros de España sean mi patria.
Inkarri, Fernando de Szyszlo, 1968
De niña pensaba en España constantemente, pensaba en mis antepasados, ladrones y saqueadores de otras culturas, pensaba en ellos con profundo cariño, con el tiempo me di cuenta de que simplemente son extraños que tampoco pertenecían allá, tal vez alguna pizca de sus corazones aún recordaba el pecho helado de la madre patria que los empujó junto a su avidez a buscar riquezas en el nuevo mundo, no sé quienes eran, sé que hay escudos de cada casa, sé que mis apellidos pertenecen allá y mis facciones tienen un poco de ellos pero se inclinan más a los Suizos, Alemanes e Ingleses que me regaló tal vez el bisabuelo Chileno, no tengo más rastro que esos datos y unos cuantos más que son míos y se quedan para mí, con el tiempo, pienso que tal vez podré descubrir quienes eran y qué hacían, tal vez pueda rearmar el árbol genealógico de mis antepasados que tanto llama mi atención y de el que tengo poco datos, pero cuando me veo parada en esta tierra por la que siento cariño sé que aunque descubra lo que descubra nunca cambiaré mis costumbres ni eso que me hace ser de aquí.
Pero tampoco podré conciliarme con los nativos de por aquí. Entrar en detalles es complejo, hay mucho odio que se nos inculca desde niños, hay mucho racismo de ambas partes y hay más partes, más razas que nos ven y vemos con recelo, hay una mayoría, la de alguna, sin embargo estamos juntos pero no revueltos, claro hay quienes botan abajo los prejuicios de antaño para revolverse y hacer al nuevo ciudadano que vemos caminando por la calle, un nuevo ciudadano con un poco de todo, hasta yo tengo un poco de todo y de nada. La cultura en cierta forma, muy remota, nos une pero a veces ni eso, no concibo ni la ignorancia, el chabacanismo, ni el engaño, irónicamente eso lo trajeron mis antepasados, contaminando a la raza de los poderosos Incas, con enfermedades, ignorancia y engaños. 
Sin embargo y aunque diga lo contrario a veces creo que todos sin excepción estamos revueltos o sin revolvernos, ya qué importa, en el mismo saco, somos un país y un continente sin identidad, llenos de riquezas e influencias de otros pueblos desde la prehistoria hasta que estudios más avanzados prueben la existencia de un hombre propio del continente Americano, mientras tanto hasta los nativos, aunque no lo tomen en cuenta, los descendientes de Europeos que somos más peruanos que la papa y más latinoamericanos que la misma tierra pero que aún así somos extranjeros en nuestra tierra, esto que llamamos nuestro o nuestra, no es de nadie, de repente estamos todos en calidad de viles intrusos tratando de domesticar a un continente salvaje, en el que sólo algunos animales que desaparecieron o evolucionaron, plantas y la misma tierra es dueña.

Probablemente estas cavilaciones sólo quieran consolarme y hacerme sentir que todos pertenecemos a ningún lado, aunque yo muy en el fondo sepa cuál es mi lugar y a dónde pertenezco aún y sin identidad, lo que puede ser más irónico aún, pero es.

Dirección

Girl Kindling the Stove, Edvard Munch, 1883



Cuando tenía 17 iba por un camino distinto al que me fui planteando con los años, perdí el rumbo y aunque siempre estuvo el peso de la actuación de por medio, nunca hasta el momento me arrepentí de algo que hice, por el contrario siempre consideré que era bueno tal vez estar algo perdida.
Ahora otra vez ha venido una idea aparentemente extinta o que perdió fuerza, ha vuelto y tal vez debería enfocarme en ello. 
Anoche tuve una visión, una especie extraña, en la que se me veía completa y feliz con pequeñas cosas y mucha cobertura dulce alrededor, me gustaría que sea así aunque...es muy pronto para decidir sin siquiera haber dado el primer paso en ninguna dirección.

01:51

Me quise aventurar sobre algún audio, pero preferí dormir y no dejar la ficción.
Todos los días la lluvia canta fuera de mis ventanas, una serenata de verano.
No me hallo, sólo cae el sueño, está pisoteando los parpados y al hacerlo las hojas desaparecen para siempre, en unas horas termina el plazo de lo efímero que me sobrepasa y a lontananza vigilo las posibles entradas con una ligera esperanza, aunque ahí acaba, pornográfica, sin ceguera.
Se escupen entre ellas, me escupen, yo les escupo, así acaba.

Young Man and Prostitute, Edvard Munch, 1893
 
Acerezada Blog Design by Ipietoon