Duermevela...¿Apoteótica?



En un rato más duermo, en un rato más, pero antes sé, necesito sacar ello y mañana despertar con ánimos, mañana ya es hoy, creo que tengo todo el día, toda la vida cuando es corta, las horas siempre se van sin haber llegado en algunos casos.
Paso por unos momentos en que lo racional lucha con lo irracional, es cuestión de usar la lógica, menos el corazón ¿te das cuenta como lo haces tan difícil?, corazón de mierda…
También existe el miedo animal, por derramarme en algo que si sería palpable, aún no dice la parte, aunque de deseos me muera, aunque la mente busque refugio en las manos y en las manos estén los sueños.
Con palpable me refiero no a lo palpable sino siempre a lo impalpable que es difícil, lo que se coloca a varios pasos de mis pies, a varios metros de mis uñas que crecen y se quiebran como mis ánimos en momentos similares.
Me escondo en la carcajada amiga, de los trazos de la adolescente infancia, me miento para no ser palpable.
Sé que los fines de semanas y los días se mueven prestos y sin elocuencia, ahí estas querida inseguridad amagando lo impalpable de nuevo, se da la cruenta batalla invisible, no alcanza a los edificios, ni a las horas, tampoco a las tardes en las que se supone que me las rifo, dicen que todo comienza en la mente, no quiero que suceda.
Vienen las preguntas, las evito, ahí se ve pintada la alevosía que no quiero conocer, tampoco imaginar pero que me carcome las no rimas, las aficionadas, sólo me queda la imagen apoteótica, de algún año que no acompaña el presente, de algún mes que no viene, de algún día que camina en solaz eterno a veces, quién sabe, en alguna hora, minuto y segundo que no entiendo, pero intento, en otrora.

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