En todos lados.



Me quedo largo mirando una fotografía, vuelvo a lo mío, vacilo y vuelvo a mirar la imagen, doy un par de consejos perfectos que no sigo y debería, a una amiga, vuelvo la mirada a la imagen con los ojos al vacío, veo la manzana de Adán, cargo una fotografía, tengo miedo.
Me pregunto si querer tanto a alguien es saludable...a veces da miedo involucrarse tanto con algo que sabes que vale la pena, porque lo siento en el corazón y a la vez tener que lidiar con la realidad, el día a día y otros planes en los que está presente pero aún no.
No quiero ser repetitiva, cometo tantos errores como puedo y me siento más sensible de lo que debería, a veces hay golpes bajos del entorno, manoseadas e ideas peregrinas de gente que trato de alejar, me siento cada día en todos lados, en Machu Picchu, en la noche, en Bogotá, en Arequipa, con mis amigos, en la Universidad, en Estados Unidos, en el sexto piso, con mi gata, con mis loros, entre un grupo de arcanos mayores y menores que me inquietan, alivian y vuelven a inquietar, en un vaso de cerveza, en la depresión, en la risa, en los celos, en las mariposas, en lo que aprendo, asimilo, no asimilo, en la inseguridad, seguridad, en los problemas y en todas las colillas de cigarro, hasta en las que no aparece.

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