Relegándome hiel.




Me siento tan triste, que viene de adentro viene y viene y nunca sale, nunca se encuentra, nunca viene.
Es la indiferencia kilométrica mientras adopto al color de mi piel en cada todo.
El seudónimo lo respiro en ilusiones silenciosas, me arrincona en esos recuerdos que no abre, relegada me siento a mirar el paso de los días, el trotar de las noches, el correr de los amaneceres abandonados.
Música que se guarda en esos adentros color de mi piel y que alguna vez intervino en mí. Ahora celosamente se esconde en los tímpanos que me desconocen cuando se les antoja y ridículamente evocan mis horas, mi nombre y mi te extraño escondidito de ti.
Cada día soy menos me olvido más te acuerdo y ya nada fenece lentamente en café con leche y nada de azúcar.

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