De esas cosas que nunca te llegaron, ni lo harán.




Me pregunto si todas las veces contadas con los dedos de la mano en las que me dijiste “Te quiero” fueron reales, a veces creo que todo fue un sueño.
De sólo pensar en que pudo no ser de esa manera, se me defenestra al plañidero recuerdo que tengo de todo, en días así, en momentos impredecibles tal vez como este…siento ¡tanta pena! que el pecho se me encoje y todo recuerdo tuyo termina siendo lastimero.
La primera vez que me dijiste te quiero sentí un placer infinito que oculté en miedo, ambos coetáneos me bailaban en el pecho. No dije nada, salí huyendo, tal vez si hubieras visto mi rostro estentóreo, gozoso, lleno de vida que es sinónimo de placer y muchas otras cosas más, si lo hubieras visto tal vez no hubieras pensado mal o ¿no fue así?...
Cuando te recuerdo suelo pensar que todo tiempo fue mejor que este, que en esos momentos la pasábamos bien y sonreíamos a lo lejos sin parar, pero siendo realistas, obligándome a pisar tierra sé que nada de eso fue así como lo recuerdan mis recuerdos. Hay pasajes como en el que me preguntaste si te quería y yo contesté que no era necesario que lo diga, que era obvio, pero recuerdo claramente que estaba enojada, no contigo ni conmigo, algo me molestaba, puede que lo sintieras ¿te diste cuenta?
Todo eso se me vino a la mente…todo eso catapultó el momento placentero de lectura con mucha pena de relleno…cada vez los te quiero se hicieron más distantes y yo era la que preguntaba ahora, tú ya no. El último te quiero que cuento como válido, fue ese al revés con un corazoncito adornando la frase, en Junio o Julio, ya no lo sé, fue tan tibio que me acompañó en el parpadeo seguido que me llevaba al sueño y me traían ahí dónde hipotéticamente estábamos…ahí donde seguimos.
De ahí todo se fue a pique, los te quiero dejaron de tener el valor o la pureza que yo les daba y luego ya dejé de entenderlos y de decirlos, ambos dejamos excepto por una vez a la volada…el querer a tu manera y yo a la mía desvirtuó el concepto que tenía de ellos.
Supongo que no supe entender los tuyos y no me siento culpable, no, me siento desdichada porque los recuerdo y quiero creer que todos esos que no pasan de diez fueron sinceros, sin importar la manera en que fueron dichos, no sé si el primero y los pocos que fueron contados fueron de la misma forma en cada momento.
Ahora sólo me queda un vacío en el pecho, yo sé probablemente que esto no lo vas a leer nunca y si lo lees creerás que fue para otra persona, de repente ya ni recuerdas que los expresaste y que cada uno me dio aliento para continuar viviendo un sueño, algo tan extraño y absurdo a los ojos de cualquiera por las circunstancias pero que lo sentí tan profundo en algún momento.
Dime telepáticamente y suponiendo que has leído esto sin hacerlo ¿Qué sigue después de la lágrima solitaria que se resbala por mis mejillas en este momento?

0 comentarios:

 
Acerezada Blog Design by Ipietoon