No lo sé.

Me pregunto si es que tanto tiempo gastado en nada vale la pena…me pregunto también si es que tantas palabras derramadas llegaron más allá que a las cloacas y me vuelvo a preguntar si es que las ratas respetaron mi solemne sentimiento que ni la persona involucrada respetó en su momento.

A veces pasamos la vida enganchados, agarrados de los párpados a un sentimiento asquerosamente dulce y no efímero. Es que los días pasan y pasan pero ese sentimiento no cambia y terminamos estrangulándonos en él, lenta muy lentamente. No es como el dinero que tocan las manos y desaparecen (¿Por qué no eres así?).

Es la tradición que se crea, la adicción que se prepara, el doloroso no entender (no querer)…habiendo tantas cartas, jugando tantas partidas y seguir en lo mismo sádicamente, perfectamente, dolorosamente, humanamente, pervertidamente…todo en mente y sin usarla en lo absoluto.

Quisiera saber el punto, en el que se toca fondo y el culto al dolor, tan protegido y bien cuidado se deteriora hasta el punto de poder ser autónomo, olvidando aquel remoto panorama sombrío en el que las ruletas rusas jugaban a lo grande en el pensamiento de los individuos inocentemente atormentados en el juego.

¿Puede ser?.

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