Ausente del mundo.

Comenzar una tarea es una maldita agonía épica, pienso, pienso y me distraigo, puedo comenzar por aquí o por allá y evito toda distracción excepto por la música, sin embargo me acuerdo de algún hecho gracioso que me provoca tuitear y tuiteo, no me olvido de la tarea desgraciada pero se me hace irresistible y escuché esta canción y me trajo recuerdos que ya olvide pero que recuerdo, hice caer la cajita de plumones, los desordené todos y ya no me preocupe por volverlos a colocar en orden, simplemente quise ignorar todo el orden y todo los detalles que guardé en la niñez y ignoré por voluntad, pura voluntad al llegar a la adolescencia, cómo que olvidé todo eso y ahora no me importa que el verde más fuerte no vaya al lado del tono verdoso más suave, ni que el azul vaya con el otro azul y termine en celeste, ahora todos son uno y el negro va al lado del fucsia y éste al lado del rosado.
Veo el cartelito de I'm strong, puto cartelito que se despega y pego con afán de recordar que lo soy, no estaría aquí si no fuera por ese trabajo, las palabras se arrastran por necesidad y mi horario... es que solamente me queda media hora más y no terminé nada, creo que mañana lo haré, la disciplina que me falta y con la que ando resentida, poco a poco vuelve a mí, tan nerviosa y poco sonriente escucho el reloj...sobresaltada salte entre sueños y pienso que tal vez debo llorar más y reír más, quitarme de esos extremos que tanto amo y que tanto daño me hacen.
Las botitas cafés dejan huella en mi pared y quiero despertar a mañana, desvanecerme hasta dejar de temerme y ser de nuevo fuego libre e intenso, arder cómo el cabello de Katharine Hepburn que ya debe haber desaparecido o adornar aún esa calávera que se hace polvo poco a poco.
Estornudos que ya quiero dormir, pintar con mis plumones rebeldes el firmamento, regalarme sueños bonitos y abrazar en sueños al sueño...