A veces los sentimientos te impiden hacer cosas, no sólo ellos, también las ideas y los principios que varían de persona en persona, de rostro en rostro, de ceja en ceja, de vello en vello.
Con suerte existe un mañana para todos, uno idílico, uno que marcará quién eres y a dónde vas, todo eso aún es una incógnita para mí.
Los límites, los sentimientos, los principios y el mañana tienen una forma distorsionada en mi cabeza…no quiero ser normal, no quiero que nada me límite, quiero algún mañana pero no el de todos, no el que se espera, que sean grandiosos, temáticos llenos de abundancia, eso quiero, libres.
Los sentimientos me siguen limitando aunque de una manera saludable, gracias a ellos distingo el juego, lo no trascendente de lo que vale, de lo que en verdad quiero, de quién en verdad quiero y eso lo aprecio somnolienta, contenta e inquieta porque hoy es mañana o lo que fue y ahora tengo que afrontar lo que no es trascendente pero nadie entiende.
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