El lobo y yo.

El lobo estepario se me ha perdido, no sé dónde anda pero en tanto desorden dudo que alguien sepa, ni el mismo con sus hojas amarillentas y misantropía recargada, ya lo encontraré, sí. 
El clima nublado, tardes frías, noches frías, temblores que cambian la temperatura lo hacen perfecto para esta época, fin de año, verano, navidad.
Es para recordar la colección de libros de las estaciones, en las que pegabas un sticker, uno solo o mil en una hoja para que no se sientan solos.


Madonna, Edvard Munch, 1895
Una vez más voy a faltar a clases de la primera hora, excepto a la de la última, que hay exposición y examen de quienes exponen, ya nos vamos todos, nos despedimos del año, de las aventuras, borracheras, trabajos, estrés, de todo lo bonito y horroroso que tiene la vida académica, el próximo año vendrán nuevas situaciones, más estrés pero de nuevo con los amigos, la camaradería.
La vida despreocupada tiene su precio, en cierta forma, queda aún el remordimiento de debí hacerlo mejor, yo debí, pero es tarde al parecer para lamentos, también queda el remordimiento de querer cambiar a Hesse por otro autor hasta que no lo encuentre, como si en la vida se pudiera cambiar a las personas como a los libros que se esconden en el desorden eterno de las mentes perturbadas.
Irónicamente el lobo no solamente está perdido en su época sino también en mi habitación y creo que el siente la angustia que yo siento por dejar el año, un pedazo de mí se quiere quedar en este año 2011, quedarse pegado y no moverse nunca, nunca que dure hasta el momento en que mis deseos se cumplan, pero la vida siempre dice lo contrario, avanzar es su lema y ya todo lo que queda del 2011 es pasado, pero supongo que hasta que el lobo estepario y yo lo aceptemos seguiremos aullando largo, tendido y muy alto.

0 comentarios:

 
Acerezada Blog Design by Ipietoon