"Murió joven y dejó un bonito cadáver."


Orchard in Bloom with Poplars, Vincent Van Gogh, 1889

Hace frío, menos frío que días pasados, pero frío después de todo...el sonido de los cuetes a lo lejos hace de música de fondo, es el mes morado...el mes del señor de los Milagros, el mes en el que no hay nadie en el sexto piso, en el que las calles se cierran, los vendedores ambulantes andan por ahí ofreciendo; anticuchos de corazón, ponche, Diana, fresas bañadas en chocolate, manzanas acarameladas, algodón de azúcar...

Es primavera pero los dedos se me congelan como la tinta de éste lapicero que aún no entra en calor.
He tenido una cantidad de emociones y olvidos durante el transcurso del día, increíbles, tanto así que ni yo ahora que estoy en el paradero, esperando la llegada del bus, lo creo. 

Me pareció la luna pero era la luz de un faro...el cielo está despejado, sólo fijarme en ese hecho me da más frío, no hay nubes que lo abriguen ni escondites de las estrellas, limpio.

Otra avenida cerrada...para variar...el bus se desvía por alguna calle alterna, alguna de esas que se deben utilizar cuando el tráfico de ésta ciudad es un hervidero, pero nunca pasa, nunca. 

El lapicero corre mejor sobre el papel, no hace tanto frío ya, en la mitad de este tremendo bus, que hace tiempo debió estar en algún cementerio de automóviles, ni siquiera puedo decir si este es un auto o es el transporte de Pedro Picapiedra...ahora todo es micro, minimalista, práctico, rápido...
Hasta la vida para algunas personas debería entrar en ello; "Vive rápido, muere joven".
No soy la excepción, no es que nunca lo haya pensado, no es que lo haya ignorado, no hay excepción a la regla en teoría, pero en la práctica quiero que dure eternamente mientras pueda disfrutar, aquí, no más allá.
El disfrute no debería ser micro, minimalista, efímero, rápido, no, que lo entienda.

Hace unas horas, para darle tiempo en donde no existe, estuve al costado de una artista muerta, desconocida, verán que no es fácil lidiar con ello, ni con su música, ni su arte en deshuso, en el recuerdo de cuatro gatos, colgado en sus memorias, en la red, como en la que fue un cadáver.
He escuchado de ella, estuvo y está a veces en boca de personas que conozco, ahí su nombre. Ya hace tiempo voló, estalló, explotó, búsquenle el verbo si pueden. 
Mientras más sensible se es, se sabe y sabemos ocultar bien, de la gente cuadrada la fragilidad, el cristal, nosotros los sensibles, porque para los que lo ven todo blanco o negro, ahora nunca, ese cristal es cojudez.

El bus se llena, poco a poco, suben, bajan pero nadie se sienta junto a mí, todos quieren la ventana, perderse en la calle con música de fondo, propia o la de la calle, tal vez alguien de otra dimensión está sentado a mi lado, tal vez y ahí dice: asiento ocupado. 

En el mundo real la imbecilidad, la cojudez, la sensibilidad, el romanticismo se paga con sangre...hay opciones claro, como la de, "te matas o te mato"; "te cuelgas o te cuelgo"; "vuela tu cabeza o yo la vuelo"...así es como termina alguien en los aires, con el cuello en la soga, sí, falta la respiración, falta, la soga se está marcando en el cuello, los piecesitos se agitan violentamente, despidiendo a la vida, dicen adiós. 
Después de tres días alguien notará la ausencia y las ideas le llevaran la vista en dirección al techo, ahí estará el romántico, frágil cristal de monería, de ideas perdidas, de "pudo ser pero nunca fue", ahí se quedó con gesto de qué dolor y "ya bájame, ya me aburrí de columpiarme, ¿No ves mi cuello quebrado?..."

Los muertos, se llevan en algún lugar del recuerdo, de uno o varios, ocupan espacios y duelen años, en el que las personas se pierden, a veces ya ni se sabe qué se siente, los rostros borrosos hacen un saludo a la bandera a los momentos en que son invocados. 
Existe el "se nos adelantó" y en ése hay un "al carajo" en mayúsculas, pegadito, cómplice de las ideas, del sentimiento, es grande.
Pero hay algo cierto que los románticos no toman en el cuento, algo que no se percataron, ni muertos, ni vivos...nadie morirá por ti, si es por amor, si es por alguien, nadie, la vida continuará.
Si es por ti, no la soportabas, era dolorosa la querida vida cagada, todo quedará en nada, tus sueños, su arte, todo, el sueño de ser trascendente, el sueño del ser humano, truncado, adornado por palabras y dudas de "qué hubiera sido si siguiera aquí".

Aquí acaba ésto, aquí.

El bus de regreso como siempre repleto, repleto, quieren volver a sus casas las hormigas laboriosas, los que se llevan el sudor del día a la cama, los que estudian para ser mejores, los que salieron a dar una vueltita por ahí.
La luz es tenue, dibujo las letras porque las conozco tan bien como las desconozco, algunas tildes se escapan, ya vendrán más tarde, el trayecto se las lleva lejos.
Un cansancio inusitado aparece, se sienta encima de la persona que va al lado mío, es la última fila de asientos, me abraza, se quieren cerrar mis ojos y soñar, ya se irá, ya se irá...¿La causa?...
Puede que sea la noche, aunque estoy casi segura que es el peso del muerto, de la muerta, de ese pensamiento extinto en mí, latente en ella que es un recuerdo desconocido, uno que en sus labios se toma con ligereza, pero que escose en el fondo, la culpa, corazón, es ella que te visita un ratito cuando la nombras, la del costado.

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