Te entiendo amiga...

Evening on Karl Johan, Edvard Munch, 1892 


Estaba a punto de dormir, a punto de ser un tallarin, estuve.

Comenzamos a hablar y aunque ella se fue, la entiendo.

Es un maldito sentimiento de perdida, fracaso y hasta pizca de culpa...que no debería existir, no hay razón de ser, menos aún de estar, pero es imposible dejar de sentirlo, porque lo siento.
Pasé por donde vomita ideas aquella mujer, una vez más, y la sigo odiando, porque no me perdono haber fracasado, haberme sentido menos que ella, haber cedido mi lugar, la posición...
Una vez más disminuida frente a otro ser que no es superior pero que se llevó a alguien que no quiero volver  a ver en mi existencia, mientras no me perdone el error de haber adorado una ternura inexistente ni una belleza interior carente, y pueda continuar con los ojos abiertos o cerrados por donde cabalguen mis caballos solitarios.

Yo te entiendo amiga mía, pero tal vez tú no lo comprendas. 
Está aquí, hincándome la parte más blanda del caparazón. 


 

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