Me vale mil carajos y un caramelo (de limón sí quiere)

Hablar del mismo tema a cada rato es bien A bien A. Los días comienzan así con todo de todo y un poco de nada, yo no entiendo si las personas, no entienden las indirectas o lo hacen pero no les da la gana de entender. Por mi lado me debo tatuar el la frente que no tengo interés de nada bien nada con la persona que intenta aplicar conmigo sus técnicas de playboy barato, pero mi futuro empleo de actriz me impide tatuarme un mensaje directo en la frente de amistad eterna y un cigarrillo.

Es una lluvia de indirectas aburridas las que te lanzan, todas predecibles por su puesto, las puedes escribir por paso uno, paso dos, paso tres, paso etc. Son como un grupo de políticos que con palabras cojas quieren captar la atención de está persona que siendo sincera y no con aires de superioridad, le vale mil carajos y un caramelo, pues está más preocupada en no hacer el ridículo en las votaciones municipales por no saber que hacer (siempre hay una primera vez) y las personas que realmente le importan. Aunque en serio tenga un sentimiento masoquista por andar con la vela prendida para una persona que anda en lo suyo y siempre en lo suyo, un director de teatro enojado, alguien que le mete el dedo en el cerebelo, la Universidad que le causa diarrea metal y aburrimiento infinito, la familia con mil cosas aquí y su vida.

Así que sin por favor, estoy segura que alguien caerá en el truco barato de la conquista, en el apareamiento y esas cosas en las que piensan un gran grupo de personas, menos yo.

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