Vale...

Galloping Horse, Edvard Munch, 1910-2 


Letras sobre letras, mucho esfuerzo para entender a la indeleble huella, volátil en la mañana, somos perfume abierto.
Perfume a la intemperie acompañando la piel del que trota dando vueltas y vueltas a la luna o a los escarabajos que se olvidaron del sol. Algún Ph, azul, arco iris, el movimiento de cabeza y la lápida del caído a cada paso.
Indelebles, inútiles, volátiles...tan corto el fideo, extraño, mitiga el hambre del viajero.
Un ladrido a lo lejos, recuerdos en el bolsillo, un serrucho en cada año.
Descuartizados, sonrientes, no perdemos y hallamos. En agua sucia nos bañamos, en reversa nos reímos, una huella débil en una memoria enferma de espejismos.




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