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La Silla de Gaugin, Vincent Van gogh, 1888
Venir aquí es quedarse todo el fin de semana y olvidar que tienes algún trabajo tedioso para el Lunes o que hay que aparentar ser alguien que no eres para el Jueves.
A veces parece ser más tarde de lo que es, más temprano también si se quiere, el tiempo puede pasar nunca.
Las sombras de los árboles bailan entre sí y con recuerdos lejanos siempre, vienen las nostalgias ajenas y propias, la curiosidad se decanta entre sueños hacia imágenes borrosas y esperanzas que no están extraviadas sino en el consciente, que tampoco quiere.
Éste fin de semana no hay boleros, ni tangos, está todo tan silencioso y como nunca no quiero más sonido que las risas de dos generaciones pasadas que llenan de calidez el ambiente.
El calendario no se halla en éste lugar y aunque me quiera encontrar, se olvida, él se olvida.
Ojalá los día fueran así, ojalá un día fuera así de eterno.
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