Cuando se dicen las cosas que se tienen engrampadas en el pecho, es cuando respiro, aunque haya incertidumbre en cuanto a respuestas, actitudes, gestos y risas.
Gotitas de sangre se comienzan a dibujar encima del pañuelo y es que yo lo siento, con sangre plasmo, con pasión me entrego a la vida que quiero, con miedo me oculto, con vergüenza lleno mis mejillas y todo eso se me da ahora que lancé un dardo a la suerte o a lo que está ahí y no veo.
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