Existe la promesa etérea, una promesa estúpida de que aparecerá por el lado por el que continuamente aparece y al fin se comportara como persona, como una persona civilizada pero yo sé que no pasara y si pasará no lo creería.
Las promesas, los pactos invisibles entre los deseos del corazón y la realidad, se rompen con una facilidad inverosímil, las promesas son personas y mueren en cada segundo del día, si viven más de un día son milagrosas y si no viven es que siempre fueron comunes por eso yo no prometo, yo actúo si me da la gana.
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