Vogel

Me siento tan incomprendida como María Antonieta de Austria.

Voy paso a paso y la palabra suave, dulce e hiriente sin querer me sigue hasta aquí, ha disminuido mi animo al encontrarme con un no sé si interés perdido pero sí extraño para estas horas.

Estas estaciones en las que queda la vaga esperanza, el latido no es tan fuerte pero mi corazón late con un entusiasmo pausado y seguro, ya no es el galopante caballo ansioso por una palabra, pero aún mis ojos se bañan de lágrimas por sólo un saludo que esperé con tantas ansias, perdido, viene a mí, ahora de manera peculiar, bien recibido pero que me da una mezcla de sentimientos absurdos desparramados en la mano, pero ya no tanto.

Todo lo que creí eterno, sigue siendo eterno pero dolorosamente cambiado y es que el concepto de la eternidad cambia desde el momento en que pisamos el sol y besamos sus llamas. Sin embargo unas lágrimas quieren desbarrancarse de mis ojos y dejar huellas de rimel por mis mejillas.

Veo sus fotos y me ilusiono pero tengo un video tuyo que se repite y se repite en mi mente algo perdida, estoy muy dolida, puedes más qué las fotos…no puedo decir nada ya nada, sólo simular que te abrazo y morderme el nudo de la garganta desgarrada esperando algún día alcanzar a tu sonrisa.

Vuelves pero no estás, no estoy, que nos corten las cabezas, te quiero…alcanzar.

No tengo ganas de escribir pero escribo.

Tengo muy pocas ganas de escribir, a las justas y puedo construir frases corta y hoy día, en especial hoy día nada elaboradas. El humor me ha cambiado y sí pero bien no, tengo un tema para tocar.

Siento una especie de vacío, algo me molesta, sí algo que es identificado pero que no sé como ponerlo aquí sin que se entienda (me gusta marear a las personas) y además me da temor de que alguien lea, aunque es irónico porque esa es la bendita función de un blog, que las personas lean lo que escribes, todo lo contrario a lo que yo quiero hacer.

No sé por qué, sucede que cuando algo te ilusiona, tarde o temprano se derrumba como es lógico por ser una ilusión, pero las personas a veces, pasamos tanto pero tanto tiempo ilusionándonos, que a veces cuesta dejar las ilusiones atrás. Y otras veces sólo es cuestión de días para cambiarlas como un par de zapatos.

Últimamente evito ilusionarme, he pasado meses ilusionada, pero al final saqué una conclusión y es que esa vez no fue ilusión y la de ahora obviamente lo es. Llega un momento no sé si en la vida de todos o sólo en la mía en la cual no sabes bien qué es lo que ocurre, no, no lo sabes, intentas encontrarte y saber lo que en verdad está pasando pero simplemente no lo entiendes.

Por eso en estos momentos una decisión sabía es no tomar decisiones y ya no decir nada (¿Creo que fueron dos?).
 
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